TIPOS DE MADRES
Alejandro Jodorowsky.
Según reconoce Alejandro Jodorowsky, existen en el mundo 5 tipos de madres.
MADRES INVASORAS
Jodorowsky nos explica que cuando el padre está ausente (o es indiferente), la madre se torna invasora.
Imbuida de su rol madre-padre, o sobre protege a sus hijos o se siente imprescindible, no soportando que tengan vida privada.
Cuando un/una consultante me pide un consejo para liberarse de su madre, le contesto que, por un instinto atávico, es imposible eliminar a la madre: aunque dejemos para siempre de verla, o haya muerto, ella sigue actuando desde las tinieblas de nuestro inconsciente. Eso sí, se puede limitar su intervención:
A la madre, esté viva o muerta (si es el caso se la trataría como a un ídolo sagrado), se le cede un pequeño rincón de la casa, en donde se acomodará una mesita a manera de altar. Ahí se coloca, en un marco plateado, una foto de la madre que ha de quedar cubierta por una rejilla (para que nuestro inconsciente comprenda bien que la tenemos prisionera).
Delante se pondrá una vela encendida, un vaso con una flor y una varilla de incienso. Cuando cenemos en casa, colocaremos en un pequeño plato delante de la fotografía-prisionera un poco del alimento que vamos a ingerir (así nuestro inconsciente podrá deducir que, puesto que la alimentamos bien, ella no nos devorará).
Al día siguiente, el alimento que le hemos consagrado (del que sentimos que su esencia ha sido devorada por el ídolo) se lo daremos preferentemente a un animal o bien, si esto no es posible, acumularemos ese alimento en un recipiente hermético y, cada cuarenta días, lo enterraremos junto con las flores ya secas que le hemos consagrado.
El consultante debe repetir esto hasta que se sienta libre de la invasora.
Pero si el/la consultante, reconociendo sus deseos de asesinarla, insiste en eliminar por completo a su madre, aconsejo que consiga la ayuda de dos amigos (mujer y hombre) para que lo acompañen a un sitio despoblado y lo ayuden a cavar una fosa.
Disfrazado y maquillado de su madre (zapatos, ropa y peluca), debe acostarse en el hoyo para ser cubierto primero con chocolates con forma de monedas de oro y luego con tierra, dejando sólo su rostro al descubierto.
Debe quedarse así hasta que sienta que la madre que le invade la mente se ha disuelto. Una vez desenterrado, debe arrojar a la fosa el traje y los elementos que lo disfrazaban de su madre, ser lavado por sus dos amigos con agua bendita, comer siete monedas de chocolate y orinar en la «tumba de su madre».
Al lector puede parecerle excesiva esta manera de rechazar a una madre, pero debe darse cuenta de que a la madre (completa, sana) en la que piensa se agregan otros tipos de madres (incompletas, insanas).
Podríamos decir que hay cinco tipos de madres:
1. MADRES COMPLETAS - SANAS
De mente y cuerpo sano, sexualidad satisfecha y emociones equilibradas, en estrecha colaboración con su pareja, parirán, amamantarán y criarán a sus hijos en perfecto acuerdo con la Naturaleza.
Serán conscientes de que el nuevo niño no es una víscera ni un órgano suyo, que ha nacido como una necesidad del universo viniendo a aportar nuevos caminos, siendo un paso más en la evolución que conduce al ser humano hacia la inmortalidad.
No les inculcarán caducos modelos del pasado sino que sólo le transmitirán los valores de sus antepasados; se dejarán guiar por el niño, considerándolo su maestro, dándole lo que él indica que necesita y no metas exigidas por la trampa familiar, que podrían anquilosarlo o desviarlo de su ser esencial.
Estas madres nunca se erigirán en posesoras únicas del niño, lo compartirán con su pareja y con el mundo.
No le dirán «ve por aquí» sino que le mostrarán el mayor número de opciones posibles, dándole la oportunidad de elegir.
Sabrán adaptarse a las necesidades del bebé, amamantándolo los meses que sean necesarios, sosteniéndolo con brazos amorosos y arrullándolo con dulzura: esta experiencia permite al niño de pecho sentirse real, ser, lo que le dará pronto la posibilidad de hacer y recibir.
2. MADRES POSESIVAS
Por negación del hombre (imitación del odio que su madre experimenta hacia el mundo masculino), esta mujer considerará que el hijo es exclusivamente de ella.
Puede parirlo con retraso y amamantarlo más de lo necesario.
Invadirá su psique (mente y pensamientos) proponiéndose como omnisciente, lo mantendrá en férreos límites infantiles, convirtiéndolo en su público.
El hijo, no logrando ser adulto, luchará con angustia, impotente, para liberarse de esta madre que a veces en sus pesadillas se le presenta como una araña.
Envejecerá tratando de que su progenitora lo vea, logrando sólo que lo tome como un espejo que sabe escuchar.
El resultado de tal aberración se concreta en proyectos de suicidio, delirios de persecución, esterilidad, psicosis, neurosis de fracaso.
3. MADRES SECAS
Están dispuestas a parir, pero se niegan a criar al lactante que osó separarse de su cuerpo, que nada más sabe chupar, morder y gritar, que la solicita a cada instante, la distrae de su vida sexual y no tiene en cuenta que ella es un individuo independiente...
A uno de mis seminarios en Barcelona, asistió un matrimonio con la mujer encinta de seis meses. Me comunicaron que, de común acuerdo, ella estaba siguiendo un tratamiento de inyecciones diarias para impedir que la leche se formara en sus senos.
Le parecía asqueroso el acto de amamantar...
Agregó algunas otras razones, que al marido le parecieron muy justas: no quería que el cuerpo se le deformara, la vida era muy corta para sacrificarse, no podía perder un tiempo precioso para su realización como gerente de una empresa, llevar un niño colgado del pecho la haría sentirse semejante a un animal, etc.
Era evidente que en esa pareja la mujer representaba al hombre emprendedor, negociante, sostén económico de la familia, trabajando fuera del hogar.
El hombre representaba el ama de casa dedicada a las labores hogareñas, preparar la comida o dar el biberón al niño: un caso típico de pareja con la identidad sexual trastocada.
Él no conoce la virilidad porque ha tenido un padre débil o ausente, tiene una sed insaciable de atención, acepta que su mujer sea madre pero no quiere que se distraiga alimentando a un rival. En todo momento debe ser el centro, su hijo/a tendrá un rol secundario.
Entre ambos crearán un alcohólico, un fumador compulsivo, un drogadicto, un goloso insaciable...
La leche materna no la sustituye la de otra mujer ni la de ningún otro animal.
Si el amamantamiento no dura el tiempo necesario, el niño puede tener dificultades para hablar, padecer ataques de rabia o enfermedades crónicas como dolores intestinales, asma, cefaleas, hipertensión arterial, crisis de pánico, fatiga constante, sentir durante toda su vida la falta del amor -manifestado por un periodo de lactancia armónico- que tanto necesitó en la infancia.
4. MADRES ENCANTADAS
Quieren que su vientre se hinche, pero no desean parir.
Infantiles, aprovechan su embarazo para ser rodeadas de ternura y cuidados como un bebé, cosa que a ellas les faltó.
El estar encinta, convertidas en centro de la atención familiar, les permite satisfacer sus necesidades afectivas.
Durante nueve meses se sentirán felices, pero inmediatamente después del parto padecerán una grave depresión y quizás detesten a su vástago por haberlas privado de los cuidados que ella obtenía durante el embarazo. Pueden producir leche ácida, provocadora de diarreas.
Este tipo de mujer infantil formará pareja con un hombre de similar infantilidad: acostumbrado a no ser amado, necesita una madre embarazada, proyectándose él mismo en el feto; pero le angustia ver nacer a un hijo que, con indomables celos, sentirá como un hermano menor venido a robarle la atención materna. Apenas se entera de que la mujer está encinta, emprende la huida.
Otro tipo de madre estancada es el resultado de familias en que varias generaciones de mujeres han sacrificado sus vidas engendrando gran cantidad de hijos, algunas muriendo en el parto.
Buscará un hombre que crea ser portador de un semen asesino. Este, durante el periodo del embarazo, se sentirá culpable, llegando a detestar a su mujer y al hijo que ella debe parir.
A medida que los meses avancen, la embarazada irá experimentando mayor terror, muchas veces estará a punto de abortar, necesitará cuidados intensos, deberá permanecer acostada durante meses, etc. Su nene no será mensajero de la vida sino de la muerte.
Parirá anestesiada, en general por cesárea.
Otro tipo de madre estancada se produce cuando la mujer se avergüenza de estar encinta. Por diferentes razones, ni su hijo ni el padre de su hijo concuerdan con las creencias y los planes familiares.
Puede ser una madre soltera, haber cometido un incesto, estar inseminada por un hombre de raza diferente, etc. Lleva en el vientre el fruto de lo que cree un pecado o una traición. Mientras está embarazada se aleja de su territorio o disimula la tripa, y teme que el nacimiento del nene le haga perder el amor de sus padres y parientes.
Cuando una madre estancada da a luz, sutilmente actúa como si su hijo no hubiera nacido por completo, tratando de impedir que desarrolle su autonomía psíquica; puede lograrlo, pero esto sólo es posible pagando el precio de una alteración profunda del desarrollo del infante. Este puede convertirse en un niño psicótico, un adolescente esquizofrénico o un adulto inadaptado.
5. MADRES ASESINAS
No desean ser madres, sólo quieren asegurarse de que son mujeres.
Pueden provenir de familias donde se da a la hembra un rol secundario y se exalta al macho. Hay legiones de mujeres en el mundo que sufren por serlo: se esperaba a un niño y no a una niña; para satisfacer al padre, la hija se masculiniza; la madre por su parte le inculca que es una desgracia parir y convertirse en esclava de una prole no deseada; etc.
Ella siente que, aparte del cerebro, su cuerpo le está prohibido.
Al vivirse como un hombre frustrado, se niega el placer vaginal y de ninguna manera acepta convertirse en madre. Hace que la inseminen, para después abortar. Cosa que necesita para saber que es alguien que puede.
Este querer ser «alguien que puede» oculta en el fondo una rivalidad con el padre, a la vez que una identificación con la imagen materna. El embarazo calma a un tiempo su sensación de esterilidad y su deseo impotente de tener un falo.
El odio a sí misma, por sentirse castrada, la impulsará a formar pareja con un hombre que odie a su propia madre y, por lo mismo, a las mujeres en general.
Así como hay madres asesinas, hay padres asesinos, que buscan un alivio pasajero de sus tensiones sexuales, sin ningún deseo de procrear.
El que la mujer caiga encinta les produce una insoportable molestia.
Alejandro Jodorowsky
Libro: Manual de Psicomagia
Así las cosas…
Akasha Sanación Integral
Elizabeth Romero Sánchez y Edgar Romero Franco.

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